Artículo de opinión.
El oído es el órgano de la audición y también uno de los órganos que contribuyen al mantenimiento de nuestra orientación espacial y de nuestro equilibrio.
Por ese motivo, la pérdida de audición y el vértigo, son dos consecuencias directas de que algún problema hay en este órgano sensitivo.
El vértigo es una sensación ficticia de desplazamiento del cuerpo o de los objetos situados a su alrededor. Vértigo y mareo no son los mismos conceptos, y es importante saber diferenciarlos. El mareo, consiste en una sensación de inseguridad e inestabilidad, mientras que el vértigo provoca en el paciente una impresión subjetiva de movimiento o giro, que puede ser pasajera o durar varios días. Por lo tanto, si usted tiene sensación de que su entorno se mueve o de que usted se mueve con respecto a él, probablemente debería hacerse un chequeo para descartar que padece de vértigo. El especialista adecuado para valorarlo en un principio, es el otorrinolaringólogo. Puede presentarse a cualquier edad, aunque predomina entre los 40 y los 60 años y es más frecuente en mujeres. El 85% de los casos suele tener el origen en alteraciones del oído (vértigo periférico), mientas que en el resto de los casos puede ser de origen central (cerebelo, fosa posterior del encéfalo). En cualquier caso, este artículo tiene que servirnos para entender que los problemas en los oídos no sólo están relacionados con la pérdida de audición.
El sentido del oído se encarga no sólo de percibir los sonidos, sino también su volumen, tono, timbre y la dirección de donde proviene. Cada una de las tres partes en que se divide el oído ( oído interno, medio y externo), cumple una función importante en la transmisión de la información del sonido al cerebro. La pérdida de audición se produce como consecuencia del deterioro de una o varias partes del oído externo, medio o interno, del nervio auditivo o de los centros auditivos del cerebro.
La pérdida de audición, debe siempre ser diagnosticada por un profesional, como un audiólogo o un otorrinolaringólogo. Normalmente, viene asociada al paso de los años, aunque hay muchas más causas como son las infecciones, la ingesta de algún medicamento, estar expuesto durante muchas horas constantemente a ruidos muy fuertes o música, rotura del tímpano por un traumatismo…..
En todo caso, hay que llegar a un buen diagnóstico por parte de los prefesionales competentes y poner la mejor solución en cada caso.
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